Resumen: ¿CUÁNTO CUENTA REALMENTE DOS MÁS UNO?
Tengo amigos matemáticos de los que "sólo" he aprendido la poesía de sus exquisitas formulaciones, la belleza exacta de sus ecuaciones complejas y la formalización de la verdad en sus enunciados categóricos. Así que no tengo una respuesta única para la pregunta que me formulo, y encuentro adecuada, para la presentación de esta tríada de arquitectos, este trino, que encarnan ¿por el orden que ellos declaran- Ignacio Borrego, Néstor Montenegro y Lina Toro, quienes entre los tres (esta suma si es fidedigna) alcanzan veinticuatro años de titulación, que es cifra considerable para una trayectoria profesional madura.
Entre las publicadísimas viviendas para la EMV en Carabanchel y las no menos importantes para La Maquinilla en Colmenar Viejo han transcurrido cinco años que no han lastrado el reconocimiento de ser, ambas, primeros premios de sus respectivas convocatorias de concurso. Cómo también lo fueron las de Vallecas en 2005 o la Biblioteca y Museo de la Universidad de Alcalá de Henares en 2007. En un currículum como el suyo, que no evita la dedicación teórica que supone la dirección de la Revista Arquitectos del Consejo Superior de los Arquitectos de España (obtenida también en concurso abierto), empiezan a pasar inadvertidos otros galardones, pero obsérvese que todos los proyectos que ocupan las siguientes páginas, y que han sido cedidos generosamente por sus autores para esta colección, han sido merecedores de honor en la correspondiente licitación.
Es admirable la muestra de madurez que demuestran algunos de los proyectos más complejos ¿es excelente su propuesta para el Campus de la Justicia de Madrid-, como encomiable la frescura que caracteriza su propuesta para el Edificio de Accesos y Servicios, aceptando con naturalidad las trazas obligadas por los ganadores del conjunto. Y es, en ambos casos, destacable la capacidad de trabajo ejercida desde que abrieron estudio y compatibilizada con su dedicación a la docencia de proyectos.
Tampoco han eludido el rigor necesario para emprender proyectos de intervención en el patrimonio construido; el Centro de Arte en el Matadero de Madrid o la Actuación en las ruinas romanas de Quintanilla, en Palencia, son dos buenos ejemplos de cómo hacerlo con el debido respeto a la preexistencia y una sensibilidad apropiada en su habilitación y ampliación en su caso, transformación arquitectónica al fin y al cabo.
Y además hay alguna relación entre unos y otros, entre las acciones de primera planta y las que lo hacen sobre lo construido, además de la calidad como distintivo.
Y, he podido comprobarlo en su comparecencia en esta Escuela, como miembros de un Jury de Fin de Carrera primero y como conferenciantes después, tienen una rara facilidad para comunicar, de manera didáctica y apasionada, no exenta de disciplina y precisión.
Así que del conjunto de virtudes tan infrecuentes no extraña un resultado siempre rico en la forma y bien construido en las ocasiones que se ha visto materializado.
Hay además una componente de humanidad, de buen trato, vaya! De generosidad que, como en las fórmulas matemáticas más elegantes multiplica los efectos. Su obra enriquece nuestro acervo intelectual.
José María Lozano Velasco.
Catedrático de la Universidad Politécnica de Valencia.